Benjamí Prades, octavo en la Japan Cup: “me moví bien entre los ‘Protour’, creo que merezco subir un peldaño más”

Sufrieron el mismo problema. Bauke Mollema se aporreaba las piernas, totalmente acalambradas. Benjamí (Team Matrix Powertag), también. Bauke consiguió desembarazarse antes del problema. Cazó al grupo de Ulissi y ganó la Japan Cup (1.HC). Benjamí tuvo que conformarse con el octavo puesto. La diferencia es que Benjamí es Continental, corre en Japón y pocas oportunidades más tiene de demostrar su valía. De Mollema no hay nada que hablar. Aunque seguro que él lo haría de Benjamí en el autobús de su equipo “Ese chico sólo era un Continental, pero lo tenía a mi lado”.

La víspera de su “hombrada”, en el Critérium previo a la Japan Cup, Benjamí Prades no quería gastar cartuchos, pero le pudieron las ganas: “La verdad es que no tenía pensado meterme en el sprint del Critérium, mi cabeza estaba en el día siguiente y no quería correr riesgos”, explica, mientras describe “un circuito de kilómetro y medio de ida y vuelta, donde todo el mundo quiere ir delante y eso hace que sea muy peligroso”, comenta. Sin embargo, un sonido inconfundible le hizo cambiar de estrategia. De la cautela a las armas: “La campana de última vuelta me hizo olvidarme de lo planeado y aproveche las dos últimas curvas para colocarme detrás de los velocistas y pude ser cuarto”, relata, mientras define su resultado con suma humildad: “Más que por el puesto, la satisfacción viene por ver que puedo desenvolverme bien en cualquier tipo de carrera y ganarles la posición a gente de este nivel”.

El domingo, en la Japan Cup, escenario del Mundial de 1990, acudió sabiendo que aunque era de los “pequeñitos”, podría pelear con los grandes. La estrategia era simple: “Tenía la convicción de que podía estar con los mejores en las últimas subidas por lo que solo había una opción, esperar a que se movieran los favoritos y hasta entonces gastar lo mínimo.  El problema es que hasta que empieza la batalla, las plazas delanteras del pelotón están ocupadas por “los Protour” y quieras o no, el ir más retrasado en el grupo siempre hace que gastes un poco más de lo deseado”, explica con resignación.

Sin embargo, el corredor catalán, ganador este año de una etapa de la Vuelta a Japón (junto a equipos del World Tour) y la General del Tour de Kumano, entre otras victorias, según pasaban los kilómetros, sentía que sus piernas respondían a la perfección, y su posición cada vez era más cabecera en el pelotón. Notaba los jadeos de “los Protour” muy cerca de los suyos. De igual a igual: “El momento decisivo fue a falta de dos vueltas (unos 20 kilómetros a meta). Atacó Ulissi muy fuerte en la subida, lo siguieron Henao, Mollema, Polanc y Arashiro, yo que venía remontando de una posición más retrasada coroné solo a unos 10 segundos y les cogí a mitad descenso. Durante el tramo llano entró más gente por detrás y en la última subida se repitió la jugada, solo que esta vez no llegué a alcanzarles en la bajada y lo hice en el llano en compañía de un BMC y un Garmin”, relata con una descripción total de la situación, como si lo reviviera en ese mismo momento.

Pero su sueño de hacer algo realmente grande se desvaneció a falta de tres kilómetros. Le atraparon unos calambres: “En los repechos finales, a falta de tres kilómetros atacó otra vez Ulissi y allí ya no pude seguirles por culpa de los calambres y no es una excusa, ya que fueron fruto de la intensidad de la carrera. Ví a  Mollema con el mismo problema, se quedó allí un momento, aporreándose las piernas...y acabó ganando”, explica con gestos claramente empapados de admiración.

Aún así, su octavo puesto, sabe a mucho más que una aventura: “Da mucha confianza, como Continental tenemos muy pocas oportunidades de correr carreras con equipos Protour, y por lo tanto es muy difícil hacerlo bien ese día en concreto. Por suerte las he podido aprovechar, aunque siempre te queda esa espinita de haberlo hecho aún mejor”, define con resignación.

La pregunta ahora es clara. ¿Hasta dónde puede llegar Benjamí si tuviera más oportunidades? No le han dado la oportunidad de saberlo: “Empecé tarde a dedicarme en serio a esto del ciclismo y creo que tengo mucho margen de mejora. ¿Hasta dónde puedo llegar? No lo sé. Creo que no depende tanto de mí como de quien me pueda dar una oportunidad para subir un escalón más y seguir evolucionando. Mi actual situación no es mala, pero para seguir creciendo sería necesario un calendario más amplio, con carreras que te exijan al máximo. He demostrado que puedo ser un corredor competitivo. En definitiva, no sé dónde puedo llegar, depende de muchas cosas, lo que sí sé, es que aún no he llegado”. Reivindicación en estado puro. Resopla fuerte. No lo oculta: “Me gustaría estar un peldaño más arriba en el mundo del ciclismo”.

Quizás Bauke Mollema se acabe olvidando de él, del “Continental” que se aporreaba las piernas junto a él, a tres kilómetros de meta. El ciclismo no debería de hacerlo. Ayer estuvo codo a codo con 7 corredores “de los que salen en la tele, de los del Tour”. Él, de momento, sigue en Japón, hasta que alguien le dé una oportunidad.

Fuente: @GoramaCycling

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