Mikel Azparren no pudo completar su gran reto
No pudo ser. Mikel Azparren se tuvo que bajar de la bicicleta a
escasos 100 kilómetros de su meta: Santiago de Compostela. Se ha vuelto a
quedar sin poder realizar el Camino de Santiago en menos de 24 horas.
Las bajas temperaturas a las que se enfrentó durante la noche le pasaron
factura muscularmente y llegando a localidad lucense de Sarria, Mikel
tiró la toalla.
La rabia que sentÃa era casi superior a su cansancio, pero debÃa hacerlo. TenÃa la vista nublada y le fallaban los reflejos. No podÃa seguir. El frÃo le ganó la partida. Mikel querÃa repetir la entrada en Santiago que realizó el año pasado cuando se quedó a menos de 57 minutos de conseguir el reto, logrando rebajar el récord en más de 2 horas y media. Para esta nueva aventura se habÃa preparado a fondo. Se recorrió de nuevo todo el circuito señalando los puntos clave y se preparó minuciosamente la alimentación que debÃa llevar durante el recorrido.
La rabia que sentÃa era casi superior a su cansancio, pero debÃa hacerlo. TenÃa la vista nublada y le fallaban los reflejos. No podÃa seguir. El frÃo le ganó la partida. Mikel querÃa repetir la entrada en Santiago que realizó el año pasado cuando se quedó a menos de 57 minutos de conseguir el reto, logrando rebajar el récord en más de 2 horas y media. Para esta nueva aventura se habÃa preparado a fondo. Se recorrió de nuevo todo el circuito señalando los puntos clave y se preparó minuciosamente la alimentación que debÃa llevar durante el recorrido.
Además, contaba
con las nuevas Ordu y Orca, dos máquinas perfectas para afrontar un
reto tan espectacular. AsÃ, Mikel salió ayer a las cuatro de la tarde
desde Roncesvalles. El tiempo parecÃa que le acompañaba. Y también las
piernas porque pasado el alto de la Sierra del Perdón, Azparren marcaba
25 minutos por debajo del horario previsto. Las señales eran buenas.
A eso de las doce la noche, Mikel conseguÃa pasar Burgos y seguÃa adelante. Sin embargo, el frió se dejaba notar cada vez más. Cuando amaneció, la luz de horizonte le dio fuerzas para seguir pedaleando, pero la temperatura no subÃa. Las 9 horas que pasó a 6-7 grados le afectaron fÃsicamente y bajo el ritmo.
A las ocho de las mañana, Azparren llevaba 50 minutos de retraso pero su casta es quien lo guiaba. Mikel no querÃa darse por vencido. Ni siquiera los calambres que sufrÃa en ambas piernas le hacÃan echarse atrás. A base de fuerza coronó el puerto de O Cebreiro. Ya solo le quedaban 100 kilómetros hasta su meta pero llegando a Sarria, Mikel no pudo más y decidió dejarlo. Le fallaba la vista y los reflejos. Se quedó a 95 kilómetros de Santiago. Una pena.
A pesar de ello, su titánico esfuerzo merece todo el reconocimiento del mundo del ciclismo. Es un reto dificilÃsimo pero la próxima vez será.
Fuente: Prensa Orbea
A eso de las doce la noche, Mikel conseguÃa pasar Burgos y seguÃa adelante. Sin embargo, el frió se dejaba notar cada vez más. Cuando amaneció, la luz de horizonte le dio fuerzas para seguir pedaleando, pero la temperatura no subÃa. Las 9 horas que pasó a 6-7 grados le afectaron fÃsicamente y bajo el ritmo.
A las ocho de las mañana, Azparren llevaba 50 minutos de retraso pero su casta es quien lo guiaba. Mikel no querÃa darse por vencido. Ni siquiera los calambres que sufrÃa en ambas piernas le hacÃan echarse atrás. A base de fuerza coronó el puerto de O Cebreiro. Ya solo le quedaban 100 kilómetros hasta su meta pero llegando a Sarria, Mikel no pudo más y decidió dejarlo. Le fallaba la vista y los reflejos. Se quedó a 95 kilómetros de Santiago. Una pena.
A pesar de ello, su titánico esfuerzo merece todo el reconocimiento del mundo del ciclismo. Es un reto dificilÃsimo pero la próxima vez será.
Fuente: Prensa Orbea
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