De camino a Santiago. Día 10


"Todo llega a su fin.

Hoy era el gran día, con Santiago tan solo a 65kms de distancia y la plaza del Obradoiro como destino, nuestra mente alimentaba de fuerza a nuestros doloridos músculos.

La idea de llegar a la archiconocida plaza y de ver la majestuosa catedral de Santiago no se nos ha quitado de la cabeza durante todo el trayecto.

Después de un desayuno sencillo, junto con nuestras amigas vascas, hemos colocado bien las alforjas, nos hemos abrigado (hoy hacia bastante frio) y puesto el chubasquero para empezar el duro trayecto de llegada a Santiago.

Este último día, ya sabíamos que iba a ser muy duro. El relieve de Galicia, plagado de montes y colinas, hace que pedalear aquí sea algo difícil y costoso. Son continuos rompepiernas de subida y bajada que no te dejan alcanzar un buen ritmo. Lo habíamos comprobado el la etapa anterior,y sabíamos que ésta iba a ser peor. Todo el trazado por el camino es ciclable y con la lluvia, el barro y las pendientes puede convertirse en una pesadilla. No os miento cuando digo que esta ha sido una de las etapas más duras del camino, aunque por supuesto, más satisfactorias.

Con el ansia de llegar a Santiago, no hemos parado casi ni a comer. Un par de paradas breves a comer plátanos y un par de barritas hasta que a las cinco y media y a tan solo cinco kilómetros de nuestro destino, con nuestros cuerpos pidiendo energía, hemos tenido que parar en el bar de un camping a las afueras de la ciudad para comer algo.

Esto nos ha dado las últimas fuerzas para llegar a la ciudad, dónde el pedalear ya era lo de menos. Un sentimiento raro de nerviosismo, con el sentir que íbamos a completar nuestra aventura que comenzó diez días atrás, nos invadía. Eran tantas las ganas por llegar, que incluso al irnos a meter por una calle peatonal, un anciano gallego nos ha parado diciéndonos que no podíamos meter las bicis por esa calle (cosa que evidentemente no era cierta) y por no discutir hemos dado un rodeo subiendo calles más empinadas que ya no suponian  esfuerzo alguno con el objetivo a punto de cumplirse.

Y ya estaba ahí al lado la deseada plaza del Obradoiro, bajada a pulso de la bici por unas escaleras de piedra... y tras doblar la esquina, hemos encarado el frontal de la Catedral, dando una triunfal vuelta alrededor de la plaza.

¡Objetivo cumplido! Parecía mentira que tan solo diez días antes había bajado con mi bici y alforjas a la puerta del portal de mi casa con esa ilusión por cumplir, y tras 740 kilómetros y más de 15000 metros de desnivel superados, habíamos llegado a Santiago, tan solo con fuerza de voluntad, ilusión, nuestras bicis y un par de alforjas.

Cientos de fotos, abrazos y muchos ojos curiosos y alguna sonrisa culminaron este momento, nuestro momento.

Para terminar este diario de viaje quiero agradecer especialmente al autor de este blog la oportunidad de compartir mi experiencia a través de esta página. ¡Gracias Alfonso! También a mi compañero de viaje, sin él esta aventura no hubiera sido posible. Al chico de la tienda de bicis en Madrid que a última hora me reparó los frenos de disco y puso a punto mi máquina. A la gente del camino, a todas aquellas personas que hemos ido conociendo día tras día, compartiendo lugares y experiencias. A nuestras fans en Madrid a las que día a día íbamos reportando nuestro estado de salud, energía y compartiendo bromas. Y por supuesto a "ti", gracias por apoyarme en todo momento en ésta aventura y animarme en cada una de las duras etapas de este pequeño viaje.

¡Gracias a todos!
".

Raúl Alarcón

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