De camino a Santiago. Día 8

"Hoy el día no ha podido amanecer peor. Ayer se alargó la noche un poco más de lo normal, y no hemos podido pegar ojo en el albergue: ruidos constantes, ronquidos, estornudos, crujir de literas, ¡e incluso un tío se ha caído de la cama haciendo un ruido espantoso!

Total, que a las siete y media estábamos arriba para apurar los últimos restos de desayuno que quedaban, después de no haber dormido ni casi 2 horas. Encima hoy es la etapa reina del camino, y digo "la etapa" por que hoy se sube el O Cebreiro, mítico puerto del camino, y sin duda el más duro y empinado de todos, dónde mucha gente tiene que bajarse de la bici en las rampas continuas de 14% de pendiente, dónde ni el plato pequeño ayuda aquí. Y para más dificultad, después de subir este puerto y casi sin tregua, dos kilómetros más adelante está el Alto del Poio, sumando en total más de 1500 metros de desnivel de subida desde el principio de la etapa.

En fin, con todo esto en la mente (para ser sincero, hoy he cogido la bici con mucha desgana), nos hemos ido a poner en marcha cuando a mi compañero se le ha reventado la válvula de la cámara del neumático trasero. Hoy todo han sido problemas.

Nos ha tocado cambio de cámara en paralelo, por que a unas compañeras vascas del albergue les ha pasado lo mismo y no sabían cambiarla.

Total, que hacía las nueve y media y con las manos manchadas de grasa hemos echado a pedalear. Camino tranquilo al inicio, presagiando lo vertical que se iba a poner más tarde. A dos kilómetros, parada. A mi compañero le ha sentado mal el desayuno del albergue y a tenido que "descomer".

Otra vez puesta en marcha, y tras un segundo desayuno, ha empezado la subida al puerto.

Rampas de vértigo nada más empezar, para poner a prueba nuestras piernas, enlazando curvas sin dar lugar a un respiro, durante los nueve kilómetros de subida. La mala suerte se ha cebado con nosotros, de nuevo con mi compañero. Problemas mecánicos en el cambio debido al cambio de por la mañana, en el que la transmisión no cambiaba al piñón grande. Parece una tontería quizá, pero subir este sin el piñón grande es toda una hazaña. Hemos tenido que parar para ajustar el cambio, parada que luego hemos sentido al continuar.

Por fin, hacia las doce hemos conquistado el O Cebreiro. La alegría nos ha invadido, a nosotros y a una simpática familia madrileña que lo ha celebrado con nosotros y que se ha quedado alucinada al saber que habíamos salido en bici desde Madrid tan solo una semana antes.

Lo hemos celebrado en el pueblo con una buena empanada gallega, que ya hacia tiempo que no probaba. He de decir que venimos gastando unas 6500 calorías diarias, pero que con los desayunos, comidas y cenas regionales que estamos ingiriendo creo que vamos a llegar con sobrepeso de vuelta a Madrid.

Breve descanso y puesta en marcha de nuevo para superar sin dificultades, esta vez el Alto del Poio. Comparado con el puerto anterior eso no ha sido casi nada.

Con nuestra meta puesta 30kms más allá del puerto, hemos echado a pedalear cuando en la bajada ha cambiado radicalmente el tiempo en Galicia y la niebla que no nos dejaba ver más allá de dos metros, el frio y la lluvia torrencial nos ha hecho pararnos, encender las luces rojas traseras, poner guantes largos, raincover a las alforjas, no chubasquero y gafas transparentes de lluvia. Con todo y con eso, hemos decidido, como vamos muy bien de tiempo, parar 20kms antes de lo previsto para pasar la noche y tomar un caldo gallego para entrar en calor rápidamente.

Veremos como amanece mañana para ver si recuperamos la distancia perdida hoy y logramos nuestro objetivo el lunes, Santiago de Compostela, ahora tan solo a 120kms de aquí.

Buenas noches, mañana será otro día
".


Raúl Alarcón

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