BiciMAD: una gacela entre leones, por Alba Roza

Temeraria de mí, he sido de las arriesgadas que ha cogido su bicicleta y la ha utilizado como medio de transporte habitual en Madrid. Lidiar contra el tráfico, la educación de algunos conductores, las altas temperaturas y los ladrones de Madrid no resulta sencillo en un clima en el que los ciclistas se sienten olvidados con frecuencia. Por ese motivo me alegré y mostré entusiasta cuando el Ayuntamiento de Madrid anunció la puesta en marcha de un servicio de alquiler de bicicletas eléctricas. Por algún lado hay que empezar en el cambio de mentalidad urbana…

Quizá por joven y algo idealista, quién sabe, no puedo evitar molestarme cada vez que escucho opiniones demasiado críticas respecto a la implantación del sistema municipal de alquiler de bicicletas eléctricas de Madrid. Un logro que los ciudadanos han ido normalizando antes de la llegada de unas infraestructuras y disposiciones gubernamentales específicas para acoger a los ciclos.

Lo cierto es que los sucesivos retrasos en la inauguración del servicio contribuyen a multiplicar las voces escépticas que arropan el estreno de BiciMad, “¡Madrid no es una ciudad adaptada a las bicis!”, “¡Qué poco van a durar sin que las roben!” y afirmaciones similares componen algunos de los comentarios más escuchados estos meses pasados. Según el último bando municipal parece que las 1580 bicicletas no se encontrarán disponibles en las 123 estaciones que salpican el corazón de la Comunidad hasta finales de junio.

Duele reconocer las dos bazas fuertes que los pesimistas tienen a su favor:

En primer lugar que el 10% de las estaciones ya hayan sido víctimas de actos vandálicos y por otra parte que no se trate de un servicio gratuito, ni siquiera si se utiliza unos minutos para un desplazamiento corto. Está claro que no se trata de un sistema perfecto (no sólo falta civismo en los conductores, también en aquellos que se entretienen en destrozar un servicio público), que los precios no resultan del todo asequibles (entre 15 y 25 euros más el coste del desplazamiento) o que las bicicletas no sean las más ligeras del mercado pero por fin Madrid dispone de un servicio que pretende introducir la bicicleta y unos hábitos de desplazamiento en el núcleo de la ciudad más saludable. El consistorio ha apostado en los últimos meses no sólo por esta iniciativa. Han comentado que también pretenden alejar el tráfico rodado de las calles del centro urbano en favor de las rondas que circundan Madrid y por el incremento en la implantación de carriles bici. Por todos estos motivos insisto en que debemos de considerar esta medida únicamente como positiva, aunque con matices.

Se trata sólo del principio y precisa de un empujón necesario para que el sistema eche a rodar. Nadie sabe qué sucederá en un futuro cercano pero mi apuesta es que tendrá buena acogida y que BiciMad deberá de modificar en función del uso que los ciudadanos den del sistema. Presagio una buena aceptación: al contrario que otras ciudades Madrid cuenta con un gran número de personas de otros países del viejo continente habituados a este método de transporte. Démosle un voto de confianza.

Referencia

Alba Roza Suárez
@Alba_Roza

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