La retirada de Josep Jufré

Hoy nos encontrábamos con la noticia de la retirada de otro gran ciclista, Josep Jufré, un genial ciclista de equipo capaz de ser el mejor gregario para un gran líder y también de cambiar el chip y pelear por alguna vuelta por etapas de una semana.

Es realmente triste ver como ciclistas de la capacidad de Josep Jufré, que aún tenía ganas de seguir compitiendo unos años más, tienen que decir adiós y colgar la bicicleta. Este deporte tan duro, quizás el más duro a nivel profesional, tiene que permitir a un ciclista poder elegir el momento de su retirada y hacerlo por todo lo alto sintiéndose totalmente realizado y sin dejar nada detro de sí.

A continuación os dejo con una carta dirigido a aficinados y a todo el mundo del ciclismo donde el ciclista catalán explica su decisión.


Aunque no deja de ser un secreto a voces a estas alturas del año, e incluso ya lo he anunciado de forma particular en algunos foros, quiero dirigirme a todos vosotros mediante esta carta para anunciaros oficialmente mi decisión de colgar la bicicleta.

Es cierto que aún me veía con ganas, fuerzas e ilusión para haber continuado algún año más como profesional. Pero el ciclismo vive unos momentos difíciles, y no he podido encontrar una oferta lo suficientemente atractiva -sobre todo en lo deportivo- para continuar. De ahí me decisión de retirarme y de dejar paso a los más jóvenes. Es Ley de vida y lo asumo.

Atrás quedan trece años como profesional en Boavista, en Relax, en Lotto, en Saunier Duval y Footon, y finalmente en Astana, en los que he tenido el honor de trabajar para líderes como Cadel Evans -con el que siempre mantuve un estrecho contacto por lo que me alegré como ningún otro de su triunfo en el pasado Tour-, Alberto Contador -un fuera de serie en todos los aspectos- o Alexander Vinokurov -que me ha sorprendido en estos dos años en que he estado con él-; a las órdenes de numerosos directores deportivos que siempre han sacado lo mejor de mi mismo, y junto a numerosos compañeros a los que sería imposible nombrar uno a uno, pero a los que quiero agradecer el haber podido teneros como compañeros y como amigos.

Y no quiero olvidarme de mi mánager, Antonio Vaquerizas, la persona que siempre ha estado a mi lado para poder rendir sin tenerme que preocupar de pequeños detalles y para hacer más llevaderos los momentos difíciles.

Pero más que una despedida, quiero que esta carta se entienda como un agradecimiento al ciclismo, con mayúsculas. En estos trece años -y en los que anteriormente estuve en categorías inferiores hasta alcanzar ese sueño de ser profesional- he podido disfrutar al convertir mi mayor afición en mi forma de vida como ciclista; he conocido maravillosos parajes a lo largo del mundo entero a los que difícilmente podría haber podido acceder en otras circunstancias; he aprendido francés, inglés o portugués tras muchas horas de convivencia con los compañeros en carreteras y hoteles; he sentido la magia de poder participar en grandes eventos como Vuelta a España -que gran carrera la nuestra tantas veces minusvalorada- Giro de Italia o Tour de Francia. Numerosas experiencias y vivencias que me hacen sentir verdaderamente afortunado y por todo ello quiero dar las gracias.

Ahora voy a tomarme unas semanas de descanso en las que quiero descansar para ver el mundo del ciclismo desde otra perspectiva antes de tomar una decisión sobre lo que voy a hacer en esta nueva etapa de mi vida. Esta claro que, con la experiencia de estos años, y con la formación que me he procurado -soy entrenador nacional de ciclismo-, seguiré vinculado de una forma u otra a este maravilloso deporte, dispuesto a asumir nuevas vivencias ciclistas pero sobre todo, para poder revertir todo lo mucho y bueno que he recibido.

Gracias, amigos; gracias, ciclismo.

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