Ane Santesteban, 47, el día de la coronación olímpica de Van der Breggen


Ane Santesteban ha terminado en el puesto 47º, a 11:32, en la prueba femenina de carretera de los Juegos Olímpicos de Rio, que se ha llevado la neerlandesa Anna Van der Breggen, batiendo a sus compañeras de escapada Emma Johansson (Suecia) y Elisa Longo Borghini (Italia), después de cazar en los últimos 150 metros a la norteamericana Mara Abott, que iba escapada desde Villa Chinese.

Como ayer, una caída en el descenso, esta vez de la neerlandesa Annemiek  Van Vleuten, fue decisiva para el desenlace de la carrera, quedando en solitario Abbot, que no pudo mantener en el llano la renta de 38” sobre el trío que la alcanzó y la remachó en la parte final.

Por lo que se refiere a la española, el seleccionador Ramón González Arrieta nos comenta que “ya desde el primer circuito me ha reconocido que no iba bien. En Grumari se ha soltado un poco y en Chinesa ya se ha visto que no podía aguantar con las mejores”.

La corredora guipuzcoana reconocía que “he tenido bastantes malas sensaciones desde el principio, con problemas de estómago, vomitando en carrera y sin poder comer. No sé ni cómo he podido terminar. He hecho todo lo que he podido en carrera y sé que lo importante para la gente que me apoya, que me quiere, que está conmigo haga el resultado que haga, sin que importe el puesto de hoy. Te llevas el disgusto porque lo había preparado muy bien, tenia mucha ilusión y motivación. Pero aquí no se acaba el ciclismo y seguiré trabajando por seguir mejorando. El día 21 vuelvo con el equipo y seguro que saldré con las mismas ganas de siempre”.

Relativa calma hasta Vista Chinesa

La primera atacante fue la belga Lotte Kopecki que ante la pasividad del pelotón se iba en el km. 21 y llegaba a coger hasta 4:45 a la entrada al circuito de Grumari, aunque en el mismo se reduciría notablemente su diferencia, en parte por la constitución de un grupo intermedio con gente tan relevante como Ellen Van Dijk (Países Bajos) Trixi Worrack (Alemania), Kristin Armstrong (Estados Unidos), Georgia Bronzini (Italia) y Anna Plichta (Polonia).

La caza de la belga se producía en el km. 68, y poco después era neutralizado también el intermedio por un primer pelotón, que se había cortado, quedando por delante 24 ciclistas, sin la presencia de Santesteban, que rodaba en un segundo paquete, a una veintena de segundos, aunque en el km. 74 se producía el reagrupamiento.

El viento de cola en el tramo del mar llevó una nueva calma que se rompió a falta de 35 kilómetros, antes de llegar al circuito final de Vista Chinesa, con la escapada de Marianne Vos (Paises Bajos), Elena Cecchini (Italia), Gracie Elvin (Australia), Malgoratza Jasinska (Polonia), Pauline Ferrand-Prévot (Francia), Anisha Vekemans y nuevamente Worrack, que rápidamente cogieron un minuto, lo que obligó a Gran Bretaña y Estados Unidos a tomar las riendas del pelotón.

El septeto comenzaba la ascensión con 1:20, pero no podía mantener mucho tiempo su diferencia y a 22 de meta eran neutralizados por un grupo cada vez más reducido y estirado en el que Santesteban aguantaba a duras penas, para terminar definitivamente cediendo... aunque a falta de 20 kilómetros solamente aguantaban cuatro ciclistas en cabeza: las neerlandesas Van der Breggen y Van Vleuten, la norteamericana Abbot y la italiana Longo Borghini. Antes de coronar, aún habría tiempo para un ataque de Van Vleuten que secundó Abbot, mientras que por detrás Emma Johansson daba alcance a las dos perseguidoras.

Quedaba el descenso que, como vimos ayer y desgraciadamente se confirmó hoy, podía ser más decisivo que incluso la subida, y más cuando comenzó a llover. Van Vleuten dejaba a su compañera… pero también daba con sus huesos en el suelo en una aparatosa caída que afortunadamente no tuvo graves consecuencias.

De esta forma, la norteamericana terminaba el descenso con 38” sobre el trío perseguidor, al que se acercaban peligrosamente otras cuatro ciclistas, aunque no quisieron dejarse cazar para intentar, con más unidades, la neutralización de la norteamericana. A la postre cazarían y se repartirían entre ellas las medallas para desesperación de Abbott.

Fuente: RFEC

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